Mis palabras se han quedado perdidas en algún sitio.
Quizás han andado hacia atrás, borrando sus huellas. Puede que se hayan escondido antes que herir con sus sílabas retráctiles, o tal vez se acumulan en algún rincón de mi garganta estrangulando el aire de mis pulmones.
Mis dedos de arena se derraman sobre las teclas, o se agarrotan en torno al bolígrafo con su artritis de silencio.
Esta soy yo ahora, tres puntos suspendidos, una linea desganada sobre el papel, un espejo nublado, un corazón sin limpiaparabrisas.
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